Lisboa era una asignatura pendiente.
Ya no lo es.
Relativamente, porque tres días escasos en Portugal es bien poco.
Para empezar el viaje en coche es sorprendemente cómodo. La autopista desde la frontera a Lisboa es muy buena. Eso si de peaje y no parece haber alternativa sin pagar.
La entrada a Lisboa es espectacular (tras el palo en el peaje, algo menos de 15€ los dos peajes que se pagan, aunque por más 200 kms): Al pasar el citado peaje entras en la Avenido do Ponte, también llamada Avenida 25 de Abril, por su Revolución.
Lo llaman río en los Atlas, pero al Tajo ("Tejo") los lisboetas lo llaman "Mar de la Paja" y realmente es un mar. En ese punto, el más estrecho, tiene 2,100 kilómetros.
Hay muchas Lisboas en una. La zona de Saldanha y Pombal es algo así como el barrio de Salamanca de Madrid. Es bonito pero soso. ¡No hay ni un bar! solo cafeterías ("cafetarias") y pocas.
Al llegar a La Baixa todo cambia. Es bonito, hay mucho ambiente en las calles, monumentos interesantes... Esta zona se destruyó en el terremoto y se urbanizó de nuevo a partir de 1755 por lo que es muy cuadriculada, imposible perderse. En La Baixa hay bares de tapas pero no hay buenos sitios para comer. Se puede tapear, la cerveza es buena y los "pasteis de bacalau" muy ricos... si te los ponen calientes. Pero si pasas cerca de algún sitio de comidas te asaltan a la puerta y casi te obligan a sentarte y comer una comida pseudotípica, que en realidad es un plato combinado o algo así. Muy para turistas. Y ojo a la cuenta, que algunos te engañan (como en todas partes). Hay que exigirla detallada, nada de decirte de palabrta una cantidad o ponerte en un papelito el total. A nosotros el que nos lo hizo era... de Vigo.
Ahí, en La Baixa ya llaman la atención dos cosas:
1- Los tranvías que circulan por allí y
2- Que es imposible hablar en portugués ¡todo el mundo te habla en español! Bueno, especialmente los miles de españoles que hay en todas partes... pero también los nativos.
Y otra cosa: la gente es amabilísima.
Al llegar a la Praça del Comercio tomamos a la izquierda (o sea al Este) hacia la zona de Sé.
Allí están la Catedral (bonita foto pero muy poquita cosa por dentro) y el Castillo. Hacen descuento por todo: por familia (aunque no sea numerosa), por estudiante, por salao,... El Castillo lo hicieron los romanos, con lo que no es muy churrigueresco, pero es enorme y elegante. Dentro de las murallas hay un barrio entero alrededor del castillo propiamente dicho.
Desde el castillo fuimos a, para mi, lo más bonito de LIsboa; el barrio de la Alfama. Es como un pueblo en que se paró el tiempo. Cuestas muy pronunicadas, calles estrechitas, fachadas de azulejos y el tranvía de madera pasando casi por todas las calles. Está lleno de color y de sitios para comer cosas típicas y baratas (si no vas con niños, claro). Es precioso.
Desde la Praça del Comercio se puede ir al oeste, muy al oeste, cogiendo el tranvía ("Carro da Rua Eléctrico" o simplemente "Eléctrico") a Belem. Allí está el Monasterio de los Jerónimos, precioso por fuera y cuyo claustro es impresionante (y tiene un sala museo de historia muy curiosa), el monumento a las Descubiertas (a los descubridores) y la Torre de Belem (un castillito espectacular en el río).
Y volviendo a la Baixa hay que coger unos de los cuatro elevadores que suben de La Baixa al Bairro (no barrio, sino "bairro") Alto y La Chiada. Esta es la zona bohemia y de copas: Pubs, cervecerías, restaurantes muy portugueses y otras juy para turistas, sitios de fados,... Los elevadores son ascensores en la calle que suben alrededor de 30 ó 40 metros (la alternativa es muy... gimnástica"). El Elevador de Santa Justa los hizo un tal Ponsard, discípulo de Eiffel y es precioso (de hecho es totlamente "Eiffel").
En Bairro Alto y Chiado hay muchos sitios para comer. La cervercería Trinidades es preciosa, toda de mosaicos de azulejo. Y la cerveza y la comida debe estar bien... porque yo pasé de esperar una horita o casi en la cola para coger mesa.
Por la noche hay bastante marcha y se puede volver en el Metro. Conviene sacarse un billete de 24 horas para cada persona, es lo más barato (3,85€) y vale para el metro, el bus, el tranvía y los elevadores, tantas veces como quieras en 24 horas.
Es de los sitios de los que da pena marcharse.
Insisto la gente es en-can-ta-do-ra.
Post-data machista: Los lisboetas morenitos no están mal (my esposa dixit) pero aquello está lleno de tías buenas... madrileñas, malagueñas, sevillanas,... y algunas inglesas. Las lisboetas... a parte de que no las deben dejar salir de casa,... mejor no comento nada.
Conclusión: Hay que dejar de mirar a los portugueses como si fuésemos a caballo, son amables, listos y tienen una capital preciosa
A más ver.
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2 comentarios:
José Miguel, si has acostumbrado a los tuyos desde chicos a la comida mirandesa, comer en Alfama, o cerca, nosotros lo hicimos un par de veces en un restaurante para lisboetas, detras de la Sé, camino del mirador sobre el Tajo, todo va sobre ruedas: ya saben lo que es el bacalao dorado, la vitela, el frango y demás.
Muy interesante tu recorrido. Solo quisiera acotar que no TODOS los restaurantes en Bairro Alto son malos o caros. No es bueno generalizar, mucho menos sobre un sitio donde hay tantos restaurantes!!
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